En varias ocasiones he criticado algunos "remedios caseros" que muchas personas recomiendan para el cuidado de plantas en los hogares y en sistemas agropecuarios de traspatio. Estos remedios van desde la aplicación de infusiones de ajo, cebolla y tabaco, espolvorar canela, rociar aceites de neem -hasta aquí la cosa no va tan mal, pues se han aislado sus principios activos y probado científicamente el efecto de muchos de estos extractos sobre plagas y enfermedades de plantas y su inocuidad "relativa" sobre el medio ambiente-, hasta las aplicaciones de soluciones jabonosas -poderoso surfactante-, soluciones de ácido acético -ácido débil pero suficiente para dañar la cutícula cerosa de las hojas-, soluciones alcohólicas -los alcoholes son surfactantes relativamnte débiles pero que sin una dosificación adecuada, dañarán la cutícula cerosa de las plantas-, soluciones de hipoclorito de sodio -poderoso salinizante del suelo, en muy baja concentración-, espolvorear bicarbonato de sodio -el bicarbonato es causa de clorosis férrica en el suelo, una condición difícil de revertir- y cosas peores que andan rondando las redes sociales, tanto tradicionales como virtuales.
Para que vean que no invento. Revisen estas trece recomendaciones y si han seguido mis comentarios van a encontrar los siguientes errores garrafales:
1) Rociar vinagre sobre las hojas y tallos de las plantas. Aunque el vinagre es un ácido débil, su pH es de 4.3 y no dañará el suelo, como dice la nota, porque este ácido se transforma rápidamente en CO2 por acción bacteriana en el suelo. La cutícula no debe recibir soluciones con pH abajo de 6.0, por debajo está lo que llamamos lluvia ácida;
4) Aplicar bicarbonato [de sodio] sobre la tierra. Los carbonatos a muy baja concentración en el suelo reducen drásticamente la disponibilidad del hierro para las plantas, originando lo que se conoce como clorosis férrica. Este desorden del suelo es muy difícil de corregir;
7) Rociar una infusión de ajos y alcohol. Mala forma de desperdiciar ajos, pero el problema es el alcohol -etanol, metanol- que es un rompedor de la tensión superficial, aunque relativamente débil, actúa disolviendo la cutícula cerosa de hojas y tallos jóvenes, abriendo la puerta al ataque de hongos y bacterias, además de generar un estrés innecesario, pues la planta se deshidrata y tiene que sintetizar nueva cera para restaurar el daño;
12) Espolvorear bicarbonato de sodio y azúcar alrededor de las plantas. Nuevamente el bicarbonato de sodio, en muy bajas concentraciones causa clorosis férrica y en una maceta, estamos estropeando totalmente aunque sea un pequeño volumen de suelo. Si estas infames recetas llegan a un millón de personas que degradan de esta forma ruin, cien litros de suelo por año, en solo diez años habrán destruido un millón de metros cúbicos de suelo.
Las demás recetas no les veo mayor problema. Pues aquí les dejo este triste ejemplo de cómo no se deben hacer las cosas Lo peor es que esta gente sigue propalando estas terribles recetas y se dicen "amigos del ambiente". No se puede cuidar lo que no se conoce, definitivamente!!!
El autor de aquellas trece "recomendaciones" para eliminar hormigas, respondió de esta manera tan ingenua a mis comentarios:
"Hola, gracias por el comentario, yo las he probado personalmente y hasta el momento no he tenido mayor problema, también los he estudiado, soy ingeniero en ecología y no comparto solo por compartir, llevo dos años usando esos remedios y mi suelo sigo produciendo cosecha, mis plantas no han muerto o estropeado y todo normal, de nuevo gracias por el comentario que tendré en cuenta".
Lamentablemente, los grupos de activistas logran reclutar a muchos de los egresados de nuestras universidades, que ante la falta de empleos dignos, no encuentran otra opción que obtener sus ingresos mediante la venta de recetas milagrosas y el chantaje hacia empresarios que hacen esfuerzos serios para ofrecer a los agricultores productos que superan todas las normas de protección al medio ambiente y de eficacia en su cometido.
Los agroquímicos formulados son los únicos tratamientos que se recomiendan, ya que son producto de decenas de años de investigación en equipos de trabajo especializado. Las formulaciones cumplen con las características fisiológicas que permiten su aplicación sobre plantas -pH, CE, POR, tensión superficial, presión osmótica, fuerza iónica, polaridad, etc.
La agronomía y la ingeniería ambiental han tomado prestados del ámbito de las finanzas, dos importantes conceptos. Uno de ellos es el de riesgo financiero y que se adopta como riesgo ambiental. El otro es la relación beneficio costo y que se aplica como el beneficio que se obtiene al aplicar una tecnología contra el costo ambiental de su utilización. En este ejemplo, es muy claro que generar una tecnología de control de plagas no es asunto que deba dejarse en manos de grupos poco serios y por demás irresponsables. Estos grupos critican el uso de plaguicidas y proponen soluciones aberrantes, como ya lo comenté. Si los plaguicidas tuvieran efectos colaterales tan severos como los que mencioné antes, nuestros suelos agrícolas hace mucho tiempo ya que se habrían convertido en tierras yermas, inútiles para cualquier actividad agropecuaria o forestal. De nada sirve desaparecer a las hormigas de mi vista con un método que no ha pasado las pruebas mínimas para determinar efectos colaterales, si tras su aplicación voy a dejar inutilizable un volumen de tierra que además es acumulable.
Pasarse todos los procedimientos establecidos por las autoridades agropecuarias y ambientales de una nación por el arco del triunfo, pareciera sonar gracioso, pero no lo es. Si toleramos todo este tipo de métodos milagrosos que ni siquiera pasan por un laboratorio donde se les ajusta el pH, el potencial redox o se controla su contenido de sales, nos van a llenar de productos, esos sí, totalmente tóxicos para el ambiente.
Espero que este tipo recuerde mis palabras durante el tiempo suficiente, para que cuando se entere, pueda pensar que yo tengo la razón. Lamentablemente esto va a tardar mucho tiempo porque no se le nota el hábito de la lectura por ningún lado y a las gentes preparadas las considera ofensivas y poco confiables -según él, dos años de controlar hormigas con ajos, cebollas y "bicarbonato", son la prueba de que sus recetas milagrosas funcionan-. También lamento que gentes como esta y toda una pléyade de irresponsables que los siguen, van por ahí tan campantes arruinando nuestro planeta y diciendo barbaridades de quienes nos dedicamos profesionalmente a la producción agropecuaria y a la ingeniería ambiental.
Este pobre tipo va por la vida causando lástima sin enterarse y por lo visto, no le corre prisa por darse cuenta. Se podría ir a otro planeta a causar sus daños, pero como solo tenemos este planeta y no está dispuesto a conocer su funcionamiento, pues aquí estaremos los ingenieros ambientales resolviendo toda la estela de daños que gentes así van dejando por el mundo.
Hoy el consumo energético per cápita en México es el 10% de lo que era hace 30 años. Eso es gracias al desarrollo tecnológico. Si la tecnología actual la hubiéramos tenido disponible al público en ese entonces, ya hoy gastaríamos menos del 1.0% de energía <eficiencia energética>. Hay gente que piensa que la tecnología se hace solita y que solo es capricho de unos que no se utilice. Todo lleva su tiempo y solo los sabios saben que los frutos de las tecnologías que estamos desarrollando hoy, los veremos cristalizados en tan solo unos años más. De manera que aunque no queramos, sí todos llevamos una vida cada vez más sostenible y nuestros productores adoptando tecnologías sostenibles nos están llevando también al tan anhelado desarrollo sustentable. Por cierto, la sustentabilidad de un proceso comienza por la sustentabilidad financiera de los productores, de otra manera, nos podemos ir olvidando de nuestros ecosistemas naturales, la adopción de la tecnología sustentable no es gratis, es más, pocos conocemos los altos costos que representa una buena asesoría y la adquisición de equipos especializados. La agricultura es realmente una actividad para grandes empresarios, me refiero a la agricultura amigable con el medio ambiente de a deveras, no a los merolicos que cultivan cinco jitomates y viven como ermitaños invitándonos a adoptar su estilo de vida "sustentable".
Lectura recomendada
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