La existencia de Dios, es una pregunta sin sentido. Todas las abstracciones de la mente humana existen, por eso podemos hablar de ellas. Todas las abstracciones de la mente humana surgen de una necesidad, por eso no podemos dejar de utilizarlas. Pongo tres ejemplos de abstracciones de la mente humana muy útiles: lógica, matemáticas y Dios. Todos nos beneficiamos de ellas, que alguien no las conozca, no es razón para negar su utilidad de antemano, como un prejuicio. La lógica nos ayuda a sistematizar nuestros pensamientos y en la ciencia es tal su utilidad, que es posible generar nuevo conocimiento a partir del conocimiento ya existente <filosofía de la ciencia>. Las matemáticas <que no los números> son un lenguaje que nos permite crear modelos y crear escenarios para predecir el curso de fenómenos naturales, sociales, biológicos y financieros a lo largo del tiempo. El concepto de Dios nos permite serenar nuestros pensamientos, explicarnos lo que nadie nos puede explicar <los científicos serios llegan inexorablemente a este punto> y nos ayudan también a confiar en nuestras decisiones. Al estar tecleando este párrafo y hacerlo disponible a millones de gentes, estoy dando uso a un cúmulo de aplicaciones de la lógica y las matemáticas, no puedo negar su utilidad aunque no conozca la forma en que fueron utilizadas para crear estas tecnologías. Cuando estoy disfrutando de un ambiente social en relativa calma, cuando podría estar en medio de un caos o una guerra, me estoy beneficiando de todo el cúmulo de buenas intenciones y almas en calma de gentes que se preocupan por tener su espíritu en paz, no puedo negar su utilidad aunque yo sea un ateo o mi vida esté desconectada de todo pensamiento religioso.
Como en todo fenómeno o conocimiento, hay quienes hacen buen uso y quienes hacen mal uso. Cuando una persona o institución se adjudica la administración del pecado, e incluso decide lo que es pecado y lo que no, entonces se genera una relación de poder. El que administra el pecado se convierte en el que domina a todos los pecadores <sus almas, e incluso sus acciones>. Esa es la aberración que muchos llegan, a veces de mala Fe, a confundir con el concepto de Dios. Las organizaciones extremistas, los fanáticos, son los que hacen mal uso de una herramienta de la mente humana, que en su esencia, en su origen, tiene el de apaciguar nuestras almas ante fenómenos que nos sobrepasan, nos ayuda a mantener la serenidad cuando debemos tomar decisiones, nos ayuda a conducirnos dentro de una serie de estándares morales.
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